miércoles, 21 de diciembre de 2016

NUESTRO ALTAR


¿Cómo está nuestro altar?


Estoy viendo hace un tiempo una serie de televisión, es un producción brasilera excelente, se titula “Moisés  y los 10 mandamientos”, por un lado se han apegado a la historia bíblica como también le han sacado partido a historias paralelas que atraen a la audiencia en general, que por lo demás no son bíblicas, sino que sacadas de un contexto en que quizás así podría haber sido la vida de los hebreos tanto en Egipto como en el campamento durante su permanencia en el desierto.

Hace algunos días vi el capítulo donde Aarón y sus hijos y los levitas son consagrados a la tarea del sacerdocio, llamados por Dios a cumplir con este oficio.

Una de las tareas del sacerdote o responsabilidad era traer la leña y quemarla cada mañana para tener encendido el fuego sobre el altar, el versículo 13 de Levítico 6 dice: El fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar; no se apagará.

¿Estás trayendo la leña para encender el fuego cada día, de tal manera que no se apague?

La   presencia de Dios es contínua y nuestra devoción a Dios también, no debemos apagar el Espíritu, debemos mantener encendida la llama de nuestro amor a Dios, somos el altar, el lugar donde mora la presencia de Dios por medio del Espíritu Santo, por lo tanto somos llamados como sacerdotes de Dios para mantener el fuego, la presencia misma de Dios, a través de nuestro vida presentándonos   como un sacrificio vivo santo  mediante nuestro culto  racional, como esa ofrenda ofrecida continuamente en el altar. 


Nosotros somos olor fragante ante Dios.  No apaguemos el fuego con nuestra indiferencia, comodidad o religiosidad, nuestro Dios es un Dios vivo, real que anhela tener una relación personal contigo y conmigo.




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