viernes, 14 de abril de 2017

EN LA CRUZ



Ciertamente él llevo nuestras enfermedades,
y sufrió nuestros dolores… Isaías 53:4

El año pasado en un culto de día domingo, mi esposo invitó a un pastor amigo a compartir la Palabra de Dios.  Esta invitación obedecía al mes de misiones que estábamos celebrando en la iglesia.

Y estando sentada allí, oyendo el sermón que compartía el Pastor Claudio López, unas palabras quedaron marcadas en mi corazón, arraígadas en lo más profundo de mi alma, esas palabras provocaron un impacto profundo en mi vida…

En la cruz Jesús cubrió todas mis necesidades

No sé si alguna otra vez la había oído, pero una cosa sé, está vez le encontré un gran significado.

La expiación, pasión y muerte de Cristo no solo cubrió mis necesidades básicas importantes, espiritualmente hablando, todos sus hijos sabemos que en la cruz pagó una gran deuda que teníamos, y la pagó con su vida, nos perdonó, limpió, salvó y nos dio vida eterna. 

Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados”..Isaías 53:5

Cubrió la necesidad espiritual de saber quienes somos, nos devolvió esa identidad que fue robada en el Edén, y no solo esto, su sangre derramada y su acto de entrega por amor a ti, a mi, nos ha dado la oportunidad de pertenecer a Su Reino, al hacernos Sus hijos, por lo tanto tenemos un sentido de pertenencia. 

El cubrió estás dos necesidades básicas en todo serhumano, el de pertenencia e identidad.

Pero además, en la Cruz El llevó nuestras enfermedaes, ¿solo algunas? Todas y se puso en mi lugar cubriendo mis dolores

El castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos curados”. Isaías 53:5

Otra necesidad, la de sanidad ha sido ya cubierta por Jesús, por sus heridas, él nos ha curado, nos ha sanado y esta sanidad no solo abarca el área física de nuestra vida, sino también el área de las emociones.

La obra de la cruz satisfizo todas las necesidades del hombre, espirituales, físicas, emocionales y materiales, porque su sacrificio fue integral para toda nuestra vida.

Luchamos con las enfermedades físicas y emocionales y hasta a veces parece que fueran parte de nuestro ADN, están allí y hay que convivir con ellas, creo personalmente, que no necesariamente porque Dios sufrió por mi para darme sanidad, esa sanidad ya ha sido  cubierta, lo hizo Jesús por mí hace más de dos mil años, por lo tanto mi vida es una vida de fe, y en esa fe debo vivir y andar, creerle que él tiene todo bajo su control, aun cuando esa enfermedad catastrófica esté latente, aun cuando un diagnóstico médico diga lo contrario, porque en la perfecta soberanía de Dios, nuestra vida está escondida en Cristo Jesús.

El se ha llevado la culpa, la vergüenza, esa que heredamos de Adan y Eva, Jesús ha quitado esa carga pesada y que afecta nuestras emociones, ya no más vergüenza porque nos ha perdonado…¡Somos libres!  Para amar y para perdonar también, porque él lo ha hecho contigo y conmigo.

Y no solo ha cubierto las anteriores necesidades sino también cubre las materiales, él provee no sustenta, multiplica y abre puertas donde no hay ninguna posibilidad, porque su amor, cuidado y protección no solo fue satisfecho para ciertas áreas de mi vida, sino para todas.         


Jesús es nuestro Dios suficiente, porque todo fue cubierto al morir por ti y por mí en aquella cruz.


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