“Ciertamente él llevo nuestras
enfermedades,
y sufrió nuestros dolores…” Isaías 53:4
El año pasado en un culto de día domingo, mi
esposo invitó a un pastor amigo a compartir la Palabra de Dios. Esta invitación obedecía al mes de misiones
que estábamos celebrando en la iglesia.
Y estando sentada allí, oyendo el sermón que
compartía el Pastor Claudio López, unas palabras quedaron marcadas en mi
corazón, arraígadas en lo más profundo de mi alma, esas palabras provocaron un
impacto profundo en mi vida…
En la cruz Jesús cubrió todas mis necesidades
No sé si alguna otra vez la había oído, pero
una cosa sé, está vez le encontré un gran significado.
La expiación, pasión y muerte de Cristo no
solo cubrió mis necesidades básicas importantes, espiritualmente hablando,
todos sus hijos sabemos que en la cruz pagó una gran deuda que teníamos, y la
pagó con su vida, nos perdonó, limpió, salvó y nos dio vida eterna.
“Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados”..Isaías 53:5
Cubrió la necesidad espiritual de saber
quienes somos, nos devolvió esa identidad que fue robada en el Edén, y no solo
esto, su sangre derramada y su acto de entrega por amor a ti, a mi, nos ha dado
la oportunidad de pertenecer a Su Reino, al hacernos Sus hijos, por lo tanto
tenemos un sentido de pertenencia.
El cubrió estás dos necesidades básicas en
todo serhumano, el de pertenencia e identidad.
Pero además, en la Cruz El llevó nuestras
enfermedaes, ¿solo algunas? Todas y se puso en mi lugar cubriendo mis dolores
El castigo de nuestra paz
fue sobre él, y por su llaga fuimos
curados”. Isaías 53:5
Otra necesidad, la de sanidad ha sido ya
cubierta por Jesús, por sus heridas, él nos ha curado, nos ha sanado y esta
sanidad no solo abarca el área física de nuestra vida, sino también el área de
las emociones.
La obra de la cruz satisfizo todas las
necesidades del hombre, espirituales, físicas, emocionales y materiales, porque
su sacrificio fue integral para toda nuestra vida.
Luchamos con las enfermedades físicas y emocionales
y hasta a veces parece que fueran parte de nuestro ADN, están allí y hay que
convivir con ellas, creo personalmente, que no necesariamente porque Dios
sufrió por mi para darme sanidad, esa sanidad ya ha sido cubierta, lo hizo Jesús por mí hace más de
dos mil años, por lo tanto mi vida es una vida de fe, y en esa fe debo vivir y
andar, creerle que él tiene todo bajo su control, aun cuando esa enfermedad
catastrófica esté latente, aun cuando un diagnóstico médico diga lo contrario,
porque en la perfecta soberanía de Dios, nuestra vida está escondida en Cristo
Jesús.
El se ha llevado la culpa, la vergüenza, esa
que heredamos de Adan y Eva, Jesús ha quitado esa carga pesada y que afecta
nuestras emociones, ya no más vergüenza porque nos ha perdonado…¡Somos
libres! Para amar y para perdonar
también, porque él lo ha hecho contigo y conmigo.
Y no solo ha cubierto las anteriores
necesidades sino también cubre las materiales, él provee no sustenta,
multiplica y abre puertas donde no hay ninguna posibilidad, porque su amor,
cuidado y protección no solo fue satisfecho para ciertas áreas de mi vida, sino
para todas.
Jesús es nuestro Dios suficiente, porque todo fue cubierto al morir por ti y por mí en aquella cruz.
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