"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,"...Filipenses 2:5 ( Lee Filipenses 2:1-11 )
¿Sabías que vivir la vida de Cristo es vivirla en la nuestra también? Si, el nos dio vida al morir en la cruz por tus pecados y los míos, y todas las buenas noticias que conlleva la salvación otorgada por Dios, a todas y todos los que la deseen, pues es por Gracia.
Pero también nos dio vida, SU VIDA, su presencia vive en ti y en mí, a través de Su Espíritu. Para poder identificarse contigo y conmigo Pablo escribe a los Filipenses en el capítulo 2: 5-8, que tuvo que "despojarse", en otras versiones encontramos la palabra "vaciarse", para tomar forma humana y encarnarse, nacer, crecer, desarrollarse y morir, como todo ser vivo.
Sin embargo él no era cualquier ser humano, era y es el Hijo de Dios, que vino a cumplir la más grande y difíciles de las misiones a cumplir: dar su vida! Y para ello tuvo que sacrificar algo, tuvo que dejar su trono y corona, tuvo que dejar la morada celestial "y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo," (vrs. 8). El no se aferró, salió de su zona de confort, soltó todo lo bueno que era vivir en el cielo, por amor!
Cuando estas dispuesta a renunciar a tus derechos, cuando sabes que tienes algo o alguien que soltar y entregar, Jesús te comprende y se identifica con todo el proceso que conlleva esto.
¿Sabes? para mí la renuncia en una de mis semanas más complicadas a nivel del alma, significó la paz, experimentar la confianza y seguridad que Dios tiene todo el control y liberar esa fe, que muchas veces esta quieta, y no la entrenamos, porque estamos en nuestra zona de comodidad, pero cuando Dios te saca a la pizarra, allí es donde tu realmente dices: "El justo por su fe vivirá" Habacuc 2:4b, no tienes otra opción más que soltar, dejar ir, renunciar, a lo que más te está dando vuelta y vuelta en tu mente, y que por cierto trae ansiedad, y la ansiedad es preocupación por el futuro (entre otras cosas).
Pero el proceso amiga, no lo puedes vivir en tus fuerzas, porque no podemos, es por eso que Jesús a través de su vida, que vive en mí y en ti, obra con poder, con gracia para poder ser obedientes finalmente, como él lo hizo, hasta la muerte y muerte de cruz....y ¿sabes? valió la pena....otro día te cuento que pasó con mi renuncia.
Ahora te pregunto: ¿A qué estas aferrándote en este momento? ¿qué no puedes soltar o dejar ir? ¿ De qué necesitas despojarte? ¿qué te impide confiar en Dios?
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En Su Gracia,